lunes, 22 de agosto de 2011

Una melodia llamada amor. Capítulo 1

(este es el 1er capítulo de mi libro, cada día intentaré subir 1 capítulo)(:
Una melodía llamada amor.



Capitulo 1. Un encuentro inesperado.


Me pasé todo el verano en Cádiz, pero mañana empezaba el instituto y tenía que volver a Madrid. En cuanto llegué a casa, una sonrisa apareció en mi cara, pues no me gustaba irme de Cádiz, allí tenia muchos amigos, pero volver de nuevo a Madrid, significaba risas, amigos, salir, estudiar (aunque no me gustase) y gente nueva a la que conocer.


Ya era tarde cuando me fui a la cama, pues cené y me puse a deshacer la maleta. Allí, tenia guardados muchísimos recuerdos de ese verano inolvidable que había pasado ese año con mis amigas y amigos. Finalmente, me metí en la cama, no tenía sueño, mañana empezaba 4º de la ESO, y sabía que requeriría varias horas de estudio al día, y un gran esfuerzo de mi parte. Al fin, concilié el sueño imaginándome lo que me ocurriría al día siguiente.


A la mañana siguiente, mamá me despertó diciendo:

-¡Julia, llegas tarde a tu primer día!


Me levanté bruscamente y corrí a prepararme para ir al instituto. Ya estaba vestida, me puse dos trenzas, cogí una manzana, le dí un beso a mi madre y me fui.


Cuando llegué al instituto la gente ya estaba entrando, entonces decidí acelerar el paso. En el pasillo camino a mi aula, tropecé con un chico, parecía nuevo, no lo había visto nunca. Nos pedimos disculpas mutuamente, él me miró y una bella sonrisa apareció en su cara, yo también sonreí y finalmente corrí a clase.


A primera hora, teníamos lengua, la profesora no acababa de llegar y todos los de clase nos pusimos a hablar. En cuanto vi a Alba y a Verónica les abracé fuertemente y acto seguido, les conté todas las experiencias que había vivido este maravilloso verano. Ellas hicieron lo mismo y nada más acabar, nos pusimos a mirar los nuevos y viejos fichajes de clase. Estaban los de siempre : Miguel, José, Iván, Rubén y como no, la estúpida de Nadia y sus amigas.



Cuando éramos pequeñas, Nadia, Alba, Verónica y yo eramos inseparables, pero a raíz de los problemas familiares de Nadia, su comportamiento cambió. Ahora era egocéntrica, avariciosa y mala. Nada comparado con antes, siempre me pareció una pena perder a una amiga como lo era Nadia, pero ahora es imposible llevarse bien con ella.


Al fin, llegó la profesora de lengua con 20 minutos de retraso, venía muy sofocada, como si hubiese corrido un maratón. Descubrí que se llamaba Luisa y que su aspecto no era nada gratificante, y digo nada gratificante, porque se me erizan los pelos del cuerpo al ver ese enorme lunar que tenía en la barbilla, pero en fin, no me quedaba otra que aguantar e intentar en las clases de lengua no mirarle su lunar, pues siento que ella se da cuenta de que no paro de mirarlo.


A segunda hora, tenia sociales en el aula 422. Alba, Verónica y yo, emprendimos camino a dicha aula. Cuando llegamos, lo primero que vimos, era a un señor sentado en su mesa, y a muchos chicos y chicas en mesas por parejas y hablando. Sólo había 4 sitios libres. Verónica y Alba con cara de preocupación se miraban y me miraban, entonces yo les dije:


-No os preocupéis, sentaros vosotras juntas que yo me siento en esta mesa vacía, enserio, no me importa.


Ellas me agradecieron ese gesto. Les sonreí y me senté.


Ya había empezado la clase y el profesor se estaba presentando cuando, alguien tocó la puerta. Éste abrió, y cuando vi quien sería mi futura pareja de sociales, un terremoto de emociones se adentró en mi cuerpo. Era el chico con el que me había tropezado en el pasillo, me parecía increíble una coincidencia así. El maestro, apuntó con el dedo la mesa que quedaba libre, la que estaba a mi lado, y dijo:

-¿Tú debes ser Carlos Fernández, no?


Él asintió.



-En ese caso, te sentarás en esa mesa.-dijo el profesor.


Carlos miró hacia mí y de vuelta, su bella sonrisa volvió a aparecer en su cara. Yo mordiéndome el labio miré hacia otro lado.


-¿Qué haces ahí parado como un pasmarote?-dijo el profesor sobresaltado- venga, ¡rápido, rápido! Te dije que te sentases.


Carlos seguía sin quitarme ojo, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho el profesor y de que todos le estaban mirando.


-Eh... sí, disculpe profesor, es que es mi primer día aquí y estoy en las nubes, supongo.


La clase comenzó, el profesor se hacía llamar Rodrigo, y Carlos y yo, no parábamos de mirarnos tímidamente. Cuando, de pronto y sin habérmelo esperado, me dijo:



-Me llamo Carlos. Y tú, ¿cómo te llamas?



Con una sonrisa contesté:


-Yo soy Julia.


-Ya que vas a ser desde ahora mi pareja de Ciencias, podríamos quedar para comer el almuerzo, así nos conocemos más a fondo y de paso me enseñas un poco este instituto.


-Mm...me gusta ese plan -dije sonriendo- está bien, allí nos vemos.


Mientras tanto, el profesor seguía explicando. Miré a la mesa de Verónica y Alba, ellas me miraban sin parar, se reían y me guiñaban los ojos.



De pronto, una nota llegó hasta mis pies, en ella ponía:


Julia, Julia, Julia... ¿no te das cuenta de que no tienes posibilidades con el chico nuevo que es tan guapo? No lo intentes guapa, déjamelo a mi, yo me encargaré muy bien de él.

Ah, y por si no lo sabías, esta nota te la escribo yo, Nadia.”



Al acabar de leerlo, miré hacia Nadia. Ella me echó una mirada fulminante, giré la cabeza y miré al profesor. Entonces, otra nota llegó a mi estuche. En ella traía escrito:


Ella, ¿siempre es así? Porque sinceramente, conmigo no va a conseguir nada.”


Entonces, miré para Carlos, esa nota me la mandaba él. Por el reverso de la nota, le escribí:



¿A qué te refieres? “



Él sonrió, se acercó a mi oreja y me dijo entre susurros:



        -Lo sabes de sobra Julia, pero tranquila, no conseguirá nada.


Entonces, mil preguntas empezaron a rondar en mi cabeza, ¿porqué sabía que sentía cierta atracción por él? ¿Acaso se me notaba mucho? ¿Porqué Nadia me mandaba esa nota? No me estaba enterando de nada.


Y yo le contesté algo molesta:


-Sinceramente, no me interesa lo que haga o deje de hacer Nadia si es a lo que te refieres, y tampoco me quitaría el sueño el saber que tu y ella tuvierais algo.



Él se quedó bastante desconcertado. Me miró y de nuevo, esa bonita sonrisa apareció en su rostro. Entonces de pronto, sonó el timbre.¡Salvada por la campana! (pensé) por fin, esa clase se me había pasado demasiado despacio.



Al fin, salí de ese aula. Pero de pronto Alba y Verónica en cuanto me pillaron, empezaron a hacer preguntas sin parar. Les respondía a todas, y también les conté lo de la nota de Nadia. Entonces, de camino a la última clase antes de la hora del almuerzo, le empezaron a criticar. Ya habíamos llegado a clase, ahora tocaba inglés, me gustaba el inglés, pero en ese momento no me apetecía dar clase, solo pensaba en la hora de almorzar y en lo que dentro de 45 minutos iba a vivir. La clase, pasó como otra cualquiera. De nuevo sonó el timbre, entonces Verónica y Alba me avisaron:



-En cuanto acabe la hora del almuerzo, Julia mas te vale venir hacia nosotras y contárnoslo todo.

      -Que si...os lo voy a contar todo, con pelos y señales, vosotras tranquilas que no os va a faltar información -dije entre risas.
















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